EMELEC CAMPEÓN 1979

Se dijeron tantas cosas de este título, que Emelec lo ganó en el tapete, que la dirigencia azul metió dinero; pero nada más alejado de la verdad. Aquel 1979, el cuadro eléctrico armó una plantilla de primer nivel que en todas las canchas ratificó la categoría de sus individualidades y lo homogéneo y espectacular de su equipo.

Tuvieron que pasar siete años y nuevamente tuvo que ser un ex jugador, ahora director técnico, quien le diera la quinta corona a la institución azul. Eduardo “Ñato” García reemplazó a Reinoso y pasó a ocupar un cargo diferente, cuando aún vestía de corto. Conocedor de la intimidad del camerino azul mejor que nadie, García logró armar un once de primer nivel en el que brillaron los argentinos Miguel Angel Onzari, garantía en el arco por su fortaleza, intuición, ubicación y visión para llegar a las pelotas más difíciles; Juan Manuel Sanz, zaguero central de enorme personalidad, zurdo de buen manejo, bravo y certero en el juego aéreo; Carlos Horacio Miori, veloz, luchador, dotado de mucha técnica en su pierna izquierda, un neto artillero que ratificó su categoría al final del torneo consagrándose como el máximo goleador.

A esta trilogía se sumaron los uruguayos naturalizados ecuatorianos Luis Lamberk, quien dejó el equipo a mitad de año y Juan Carlos Gómez; también el brasileño nacionalizado Nelsón Matilde Miranda “Nelsinho.

Pero la verdadera fuerza y buen fútbol estaba en la potencia de Lupo Quiñónez, dupla incontenible en el ataque junto al “Frentón” Miori; el talento y el fútbol de lujo de Ricardo “Bocha” Armendáriz y Carlos Torres Garcés, la fuerza y coraje en la marca de Jorge Valdez y la entrega, sacrificio y buen fútbol de “Carita” Gómez en el mediocampo. La zaga la completaron los jóvenes laterales Marcelo Rodríguez, poseedor de un potente remate en pelota quieta, Miguel Cedeño de buena marca, y Alberto Montaño, recio zaguero que jugó en el centro de la zaga junto a Sanz.

El campeonato tuvo un final envuelto en una serie de discusiones, por el partido que disputaban en Manta el cuadro local y el Emelec, que tuvieron sus orígenes cuando el Manta FC decidió utilizar su uniforme alterno con camiseta blanca, similar al uniforme alterno de los eléctricos. La gente del Manta se negó a cambiar la camiseta y utilizar el uniforme titular. Transcurrido 30 minutos, en vista de que no hubo acuerdo y que había expirado el tiempo de espera de acuerdo al reglamento, el árbitro uruguayo Filippi dio por terminado el partido. Para no decepcionar al aficionado se jugó un amistoso que ganó el Manta 2-1. La polémica siguió en la Ecuafútbol, quien falló para que se juegue un nuevo cotejo. Emelec llegó a Manta y con goles de Lupo derrotó a los locales 2-0. Lo del “camisetazo” sólo fue una mentira con la que se quiso perjudicar a Emelec, quien a lo largo del torneo demostró que fue el mejor equipo del campeonato.

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