Emelec sufrió en su estadía el «Mega Apagón» en Venezuela

Aunque originalmente la salida de Emelec desde Venezuela estaba programada para cumplirse inmediatamente después del partido contra Deportivo Lara, por la Copa Libertadores (0-0), que inicialmente debía jugarse el jueves pasado, la delegación recién aterrizó en Guayaquil la mañana de ayer proveniente de Barquisimeto.

El equipo que entrena Mariano Soso se dirigió del aeropuerto José Joaquín de Olmedo al complejo de Los Samanes para concentrarse de cara al juego de hoy ante Delfín, en Manta, por el torneo nacional.

Es probable que Soso utilice varios alternantes ante los manabitas, por el poco tiempo de descanso que les queda a los que jugaron ante Lara, aunque “en este equipo no hay suplentes” y “todos están en condiciones de ser titulares”, dijeron el DT argentino Soso y el volante Hólger Matamoros en Venezuela luego del debut copero.

El descanso resultó corto porque toda la agenda de viaje resultó afectada por el apagón masivo que sufre Venezuela desde la tarde del jueves. La energía eléctrica desapareció horas antes del partido que estaba fijado para esa noche y que no se pudo cumplir debido a malas condiciones de iluminación del estadio Metropolitano de Barquisimeto. Los generadores de electricidad del escenario no abastecieron de luz suficiente, como creyeron los inspectores de la Conmebol que sucedería.

El duelo se jugó el viernes de tarde y se preveía el retorno para entonces. Primero se estableció salir a la medianoche, después a las 02:00 del sábado, pero una vez más el apagón –que continúa sin resolverse en un país es crisis– retuvo en Venezuela a Emelec y a un grupo de periodistas ecuatorianos.

“No hay luces de pista, por seguridad hay que quedarse”, fue la explicación que recibieron periodistas que acompañaron al equipo. La salida en el vuelo chárter de Emelec finalmente se programó para realizarse (como pasó con el partido de la Libertadores) con luz de día.

A las 09:05 de Venezuela (08:05 de Ecuador) el avión de Aeroregional pudo despegar, no sin antes que la delegación pase por más peripecias antes de hacer el abordaje. Todavía a oscuras, el grupo ecuatoriano llegó al aeropuerto Jacinto Lara a las 06:00. Adentro, penumbra. Ni luz ni agua, como pasan estos días los venezolanos.

La desorganización absoluta de los pocos empleados aeroportuarios hizo tardar más de una hora el chequeo de pasajeros. “Esperemos que vengan los de migración para hacerlos pasar”, decía uno de ellos, mientras recogía los pasaportes de todos. Llegaron, pero “ahora necesito al equipo antidrogas aquí”, pedía por radio Motorola. Nadie lo escuchaba. Tuvo que ir a buscarlos él mismo.

Una policía era rigurosa con cada sonido de un básico detector de metales, como si alguien pudiera llevarse de Venezuela algo más que la decepción que provoca la situación allá.

Apenas se pudo, todos cruzaron presurosos para dejar atrás una terminal que más parecía terrestre que aérea y donde abundan imágenes del fallecido gobernante Hugo Chávez, entre otras pocas de Nicolás Maduro. Una sala de 3 metros de ancho y 6 de fondo fue el último reducto que pasó la delegación. Atrás quedó un cartel que decía “Construyendo socialismo”.

“¡Por fin en Ecuador!”, exclamaron algunos viajeros al aterrizar en Guayaquil.

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