Nassib Neme: Mirar la ría y la ciudad, aquí es un privilegio

De niño correteaba con su hermano Jorge en el parque Centenario, cerca de su primera casa. Después, en las calles del barrio Centenario, jugaba pelota. De Urdesa evoca sus años juveniles en la discoteca Infinity y que de allí salía hacia el Centenario para visitar a su entonces novia y hoy esposa, Paola Machiavello.

Son parte de los lugares que Nassib Neme, presidente del Club Sport Emelec, recuerda con nostalgia y visita cada vez que tiene la oportunidad.

“Con mi hermano Jorge y otros niños jugábamos pelota, al cincuenta al palo, a las escondidas; el parque tenía tierra, vegetación… sin rejas, no había tanto peligro”, añora Neme del parque Centenario, su primer rincón favorito en esta ciudad que lo vio nacer en 1955. Nació en el hogar que sus padres mantenían en el añejo edificio Chevrolet, en Lorenzo de Garaycoa y Clemente Ballén.

El también accionista de empresas de materiales de construcción e inmobiliarias hace un paréntesis a sus recuerdos para contar sobre su gusto por la tranquilidad, limpieza y seguridad de Puerto Santa Ana, sitio del que gusta caminar antes o después de una reunión en el centro de Guayaquil. Admira su naturaleza y espacios de ocio.

Cortés y amigable con los hinchas que le piden fotos durante esta entrevista, cuenta que gusta de salir a los espacios al aire libre, sentir esa brisa fresca al pie de la ría, ya que ama el mar. Este sitio, dice, no le pide favores a ninguna ciudad. “El ser humano necesita lugares donde recrearse y que no tenga que pagar. Este lugar tan bien construido es un privilegio, normalmente en otras ciudades más desarrolladas estaría lleno de turistas y costaría una fortuna”. Añade que, aunque no tiene el físico de su juventud, le gusta ir al Faro de Las Peñas.

En sus ratos libres, vuelve a su entrañable Urdesa, hoy ya más comercial, asiste al RedCrab, la Parrilla del Ñato o al Riviera. O por la cercanía con su casa (a solo diez minutos de La Puntilla) vuelve a Puerto Santa Ana a degustar langostinos o carne en el hotel Wyndham y Mami-T. Es casero pero le agrada el bar Arthurs.

En el centro, Neme gusta del café en el Sweet & Coffee del Malecón o caminar con su esposa y seis hijos por el puente de la isla Santay en la calle El Oro, ahí aprovecha su paso por el estadio Capwell o para volver por O’Connor y callejón sin nombre, del barrio Centenario, donde creció y se educó en el Cristóbal Colón. “Tratamos de disfrutar la ciudad lo que más podemos”, cita Neme.

Cada vez que empresarios llegan a Guayaquil, por negocios, los aloja en hoteles del centro y Puerto Santa Ana, y les recomienda los malecones, el área del Mall del Sol y Plaza del Sol, para que se diviertan seguros. “Proveedores que vinieron en los años ochenta y vienen ahora dicen que (Guayaquil) está hermosa, tal vez nosotros no lo notamos porque la vemos día a día, pero ellos lo notan”.

“Siempre los que viven al pie de las aguas son muy abiertos… Son abiertos, sinceros, sin agendas ocultas, sin hipocresías, un poco informales”, describe al guayaco. Ve necesaria la creación de más áreas verdes en la ciudad.

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